"I'mPossible", un euro para que un piloto de Fórmula 2 pueda seguir compitiendo

/ martes, 21 de junio de 2011 /


(Entrevista para Agencia Efe, publicada el 21/06/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

Un euro para lograr lo imposible. Ante los problemas para encontrar patrocinadores por la crisis económica, el piloto catalán de Fórmula 2 Ramon Piñeiro ha creado un movimiento de patrocinio social, en el que cualquiera puede erigirse en cooperante y ayudarle a seguir compitiendo para alcanzar el sueño de la Fórmula Uno.


Hablar de Ramon Piñeiro es hacerlo de obstáculos que surgen en el camino y de la capacidad para superarlos. No es la primera vez que este piloto barcelonés, de apenas 19 años, ve peligrar sus anhelos. "A los 12 años, cuando la economía en teoría estaba bien, mi padre llegó a casa y me dijo: 'Mira, Ramon, hay un problema con la empresa y tienes que dejar de correr, porque no tengo dinero para pagarlo'", ha rememorado hoy Piñeiro en una entrevista con Efe.


Lejos de abandonar al primer contratiempo, Piñeiro se armó de valor y concertó reuniones con grandes empresas. Tenía apenas 13 años y aparecía sin acompañante, intentando demostrar que él podía salir adelante con su fuerza de voluntad. Y lo logró.


Pero cuando en 2009 la crisis apretó con todas sus fuerzas y los patrocinadores empezaron a flaquear, tuvo que sacar a relucir de nuevo su lucidez prematura. Engatusó a unos amigos para escribir cartas manuscritas a más de un centenar de empresas. Una de ellas fue Caja Madrid que, sorprendida por la iniciativa, apostó por él. Sin embargo, la fusión de bancos en la que se vio inmersa la entidad bancaria obligó a retirar un patrocinio vital para seguir compitiendo. Un duro golpe, pero Piñeiro no pisó el freno.


"Ante la crisis se tienen que hacer cosas nuevas, cosas diferentes para tener un resultado diferente. Puede ser bueno o malo, pero como mínimo la respuesta será diferente", ha admitido. Su ingeniosa respuesta a estos impedimentos fue el movimiento "I'mPossible" ('Impossible/Soy posible').


"Parece prácticamente imposible que llegue a la Fórmula 1, pero con un pequeño esfuerzo, una pequeña ayuda, una pequeña colaboración de todo el mundo, podemos poner un pequeño apóstrofe a la frase y cambia radicalmente. Pasar de ser imposible a que yo sea posible", ha reflexionado.


No se trata de un donativo o una recolecta "a fondo perdido", recuerda el piloto catalán, sino de un patrocinio en toda regla, con los beneficios que ello comporta. Por ello, Piñeiro, un piloto emergente en la Fórmula 2, propone que sus seguidores se conviertan en mecenas que puedan tener acceso al circuito, participar en sorteos de piezas de su coche o charlar con el piloto en videoconferencias.


Un patrocinio que se efectúa mediante una donación mínima de un euro a través de mensaje a móvil, así como la posibilidad de realizar ingresos mayores a través de Internet. Si la donación alcanzara los mil euros, se grabaría el nombre de la persona en el automóvil oficial del piloto. Hasta ahora, casi 2.500 personas ya han colaborado en esta "esponsorización social", con amplio apoyo en las redes sociales. "Soy un piloto 2.0", ha ironizado.


Más allá de bromas, Piñeiro recuerda que a su corta edad ya ha tenido muchos problemas que le han obligado a madurar. "Ahora tendré a esa gente para siempre y no la dejaré colgada por nada del mundo. Llegue o no a la Formula 1, siempre las tendré representadas en mí", ha garantizado.


La semana pasada, su reto fue afrontar la selectividad para poder estudiar ingeniería de automoción en el Reino Unido. Pero en pocos días, sin apenas descanso, un nuevo desafío se erige en su camino, en el circuito belga de Spa, donde confía en imponerse y así dar un paso de gigante para acabar este año entre los tres primeros de la competición. Un billete directo con destino a los 'tests' de la Fórmula Uno.


"Quién sabe si este año podré ganar la F-2 y el año que viene estar en Fórmula Uno -ha subrayado-. Puede parecer precipitado, extraño, pero más que nunca puede ser posible gracias a esa gente que está confiando en mí".

"Soy Édward y soy así de pequeño"

/ domingo, 12 de junio de 2011 /


(Leo que el filipino Junrey Balawig ha sido declarado el hombre más pequeño del mundo y no puedo evitar recordar la entrevista para Agencia Efe que le hice, hace casi un año, al colombiano Edward "Niño" Hernández, justo cuando recibió el Récord Guiness)



Àlex Cubero. Barcelona.

Conocer al ex presidente colombiano Álvaro Uribe, actuar con Jackie Chan y ser portero de fútbol son algunos de los sueños del colombiano Édward Niño Hernández, cuyos 70 centímetros de altura le han valido para ser reconocido como el hombre más pequeño del mundo, según el libro Records Guiness.


"Soy Édward, y soy así de pequeño", afirmó con decisión Hernández al presentarse, durante una entrevista en el salón de su casa, en el municipio de Bosa, al sur de Bogotá. El fallecimiento en marzo del chino He Pingping, que ostentaba el título del hombre más pequeño del mundo, le permitió a este colombiano de 24 años lograr dicho reconocimiento mundial.


Édward sueña con conocer a los actores Jackie Chan y a Silvester Stallone, viajar a Hollywood, Nueva York, India y China, y "poder actuar en todas partes" del mundo. Precisamente, la noticia de su nombramiento le llegó mientras debutaba como actor en la película "El cartel de los sapos", en la que representa a un sicario que es enviado a casa de un narcotraficante, envuelto en una caja de regalo, y al intentar disparar al mafioso, los escoltas de éste acaban asesinándolo.


Edward, quien los fines de semana trabaja como bailarín de reggaeton, es un chico que no pierde la sonrisa en todo momento al explicar sus anécdotas, pero cuya vida no ha sido precisamente fácil. "El director del colegio no quiso que siguiera porque tenía muchos problemas. Me pegaban balonazos en la cara, y una vez me llevaron al hospital porque me dejaron inconsciente", recordó Édward. Su madre tampoco olvida los problemas que tuvieron para que le aceptaran en una escuela, debido a su estatura.


"Nos tocó que le trataran psicólogos. Queríamos que fuera una persona que se desarrollara en el medio, que fuera útil, que sintiera que sí puede frente a la sociedad, pero hay muchos obstáculos", admitió. Ella aún recuerda cómo Édward tuvo que ser metido en una incubadora al nacer, pues apenas medía 38 centímetros, o la angustia al ver que no crecía, sin que los médicos le dieran una explicación.


"Te dicen que no te hagas esperanzas, que estemos a la deriva de cualquier noticia que se reciba, cualquier reacción. No nos daban esperanza de vida prácticamente. Fue todo un momento de angustia para nosotros, de desespero", confesó.


Édward es consciente de sus dificultades físicas, como no poder salir solo a la calle, acceder al bus o encontrar ropa, pues usa zapatos de talla 20 y ropa interior de bebé. Aún así sueña con ser portero de fútbol de su Atlético Nacional de Medellín, del que es hincha. "Y del Real Madrid", añadió.


Al recordarle que España ganó el Mundial de fútbol con los jugadores llamados "bajitos", él corrige al instante: "Sí, ellos son bajitos, pero son altos. Yo soy más pequeño", dijo orgulloso.


Gracias a este reconocimiento, Édward espera poder conocer al presidente Juan Manuel Santos y al ex presidente Uribe, a los que "pediría muchas cosas, como que me ayude, que me apoye", tanto a él como a su familia, ya que sufre de cataratas, y el menor de sus cuatro hermanos, Miguel Ángel, de 11 años, tiene su mismo problema y solo mide 93 centímetros.


Mientras escucha música en su cuarto, con una cama y un baño adaptados, añade que le gustaría conducir un 4x4, "un Toyota o un Mercedes", y que pese a tener novia desde hace poco, Fanny, de 1,60 centímetros de altura, "es solo de momento, voy a conseguirme otra". La fama no le durará eternamente, pues cuando el nepalí Khagendra Thapa Magar, de 17 años y 56 centímetros, cumpla la mayoría de edad en octubre, le arrebatará el título que mientras tanto él disfruta.


"Yo no creo que cambie", opinó su madre. "Es una persona de humilde corazón, muy inocente como para que se le suba la fama a la cabeza. Es un hombre en un cuerpo pequeño, pero con un corazón de niño, y ojalá todo el mundo pensara o sintiera como él, con esa paz y tranquilidad que transmite, sin afanes o angustias".

El Barça Alusport reencuentra su juego y se lleva el segundo asalto

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(Crónica para Agencia Efe, publicada el 12/06/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

No perdonó el Alusport Barcelona esta vez y en el segundo asalto de la final de la Liga de Fútbol Sala sometió (4-2) a un Caja Segovia que, si bien estuvo a merced de los azulgrana en el primer tiempo, reaccionó tras el descanso y a punto estuvo de dar la campanada de nuevo en el Palau Blaugrana.


Carente de algunos jugadores de peso en el equipo, entre ellos Wilde, el Barcelona salió desbocado a la espera de volver a hallar esa personalidad que pareció haberle abandonado en el primer partido de la serie, que contra todo pronóstico se llevó el Caja Segovia. Por ello, quizá los de Marc Carmona pecaron de demasiada hiperactividad en los primeros minutos, con imprecisiones que supieron compensar con un carrusel de tiros a puerta, que obligaron al meta Cidao a intervenir en cerca de una veintena de ocasiones a lo largo del primer tiempo.


Saad, el más interesante de los azulgrana en los primeros veinte minutos, encañonó la meta segoviana en tres ocasiones claras en menos de un minuto. Cidao se multiplicaba todo lo que podía, pero poco pudo hacer cuando un trallazo de Fernandao, siempre impecable, perforó la escuadra (1-0, min.8). Igor acabó de noquear al Caja Segovia cuando en el minuto siguiente batió de nuevo su portería al internarse en paralelo al área cajista y, con un disparo raso, superar por debajo de las piernas al desesperado guardameta blanco.


Los culés combinaban a una velocidad endiablada, ahora sí armados del carácter habitual, llevados en volandas de un Palau con pocas butacas vacías y aplicando su juego de geometría avanzada. Parecía haberle robado el alma y la vida al Caja Segovia, irreconocible, desubicado, perdido a lo largo del parqué. Del inconexo juego de los segovianos solo intentó alzarse Borja, abandonado a su suerte, con Esquerdinha desaparecido en combate. Geison, a los 13 minutos, tuvo en sus botas el disparo más peligroso de los cajistas en el primer tiempo, que blocó espectacularmente Cristian.


Cinco minutos después, un rebote que se elevó a lo alto del Palau fue aprovechado por Lin para batir a Cidao por alto, con un cabezazo inalcanzable para poner el 3-0 y dejar definitivamente encarrilado el choque para los azulgranas. Reaccionaron los segovianos tras el descanso, lo que les llevó a acortar distancias con un disparo desviado por el azulgrana Carlos Muñoz al fondo de su propia portería (3-1, m.23).


El monopolio catalán del primer tiempo se transformó en un continuo intercambio de golpes, un partido más equilibrado, desbordante de tensión. Una verdadera final de Liga. Como en el primer partido, los últimos segundos fueron fútbol en estado puro. A falta de dos minutos, David colocó el 3-2 en el marcador para los blancos y Ari Santos falló un doble penalti para los catalanes. Cuando el cronómetro ya perecía, Esquerdinha y Lozano, con un disparo al travesaño en la penúltima jugada, pudieron forzar la prórroga. Pero Torras, al borde de la bocina, logró el cuarto y concluyente tanto para los locales (4-2, m.40).

Josh Smith (Hawks): "Messi es el LeBron James del fútbol"

/ sábado, 11 de junio de 2011 /

(Artículo para Agencia Efe, publicado el 11/06/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

El alero norteamericano de los Atlanta Hawks Josh Smith ha admitido hoy en Barcelona que el futbolista azulgrana Lionel Messi le parece "increíble", y que por talento y todo lo que genera a su alrededor es probablemente el "LeBron James" del fútbol.


En un encuentro con la prensa en la capital catalana, en el marco del campeonato aficionado ''NBA 5 United Tour 2011'', el jugador de los Hawks se ha declarado admirador del juego de la estrella argentina del Barça y ha exhibido un notable dominio acerca del "soccer", como se conoce al fútbol en Estados Unidos. "Oh, Messi es increíble, increíble", ha repetido Smith con una amplia sonrisa. "Tengo ganas de verle jugar en vivo algún día".


Campeón del torneo de mates en el ''All-Star'' de la NBA en 2005, Josh Smith no es el primer jugador de esta competición que reconoce su fervor por el mejor futbolista del mundo. En varias ocasiones, la estrella de Los Ángeles Lakers, Kobe Bryant, ha reiterado su devoción por Messi y el fútbol practicado por el Barcelona. Sin embargo, no ha sido precisamente Bryant el jugador de la NBA escogido por Josh Smith para comparar el juego de fantasía del delantero argentino: "Probablemente Messi es ahora mismo como LeBron, por la publicidad que genera a su alrededor y porque todos los fans le aman. LeBron está el ''top'' de los mejores jugadores de la NBA".


Precisamente, los Miami Heat de LeBron luchan ahora por lograr el anillo de campeón en la final de la NBA, que dominan los Dallas Mavericks por 3-2 y que está siendo "increíble", según Smith. Pero no todo han sido elogios a los ''play-off'' de este año, ya que el jugador ha calificado de "muy tristes" las duras críticas que recibió el jugador español de Los Ángeles Lakers, Pau Gasol, tras la inesperada eliminación de su equipo ante los Dallas.


"Cuando ellos ganan anillos (los Lakers) enseguida se les dice que son grandes jugadores, pero enseguida que aparece una adversidad empiezan a atacar a la persona. Es triste de ver, pero es lo que viene con este trabajo, supongo", ha explicado. Tras la derrota de los Lakers que les apartó de la lucha por el título, Gasol fue señalado por los medios como uno de los principales responsables de la eliminación por su bajo rendimiento y algunas informaciones que apuntaron a problemas personales relacionados con su vida sentimental.


"Tienes un montón de gente que nunca ha jugado a baloncesto y que van a criticar a cualquiera por tener un mal juego", ha lamentado Josh Smith respecto a esas criticas que recibió el ala-pívot barcelonés. "Pero todos somos humanos, y el baloncesto no es un juego perfecto, no puedes hacer treinta puntos cada noche. Tienen que entender que hay mucha presión", ha comentado.


Por ello, ha aconsejado a Pau "tener la mente limpia" de toda crítica y seguir demostrando su "gran talento", ya que el español, ha subrayado, es uno de los mejores jugadores altos de la NBA, con gran habilidad de movimientos y un excelente juego con ambas manos. También ha elogiado a otros españoles como Marc Gasol (Memphis Grizzlies) o Rudy Fernández (Portland Trail Blazers), así como al base azulgrana Ricky Rubio, que la próxima temporada podría sumarse a las filas de los Minnesota Timberwolves. "Pude verle jugar en los Juegos Olímpicos, es un jugador muy talentoso y su llegada será muy buena", ha opinado Smith.


Y tras recordar que esta es la segunda vez que acude a Barcelona, ya que hace siete años participó en un campeonato júnior de baloncesto que aún recuerda ("Rajon Rando y yo lo pasamos muy bien"), el alero no ha descartado jugar en España si finalmente se produjera el cierre patronal en la NBA en la próxima temporada. "Si hubiera ''lock-out'' y fuera muy largo, me gustaría venir a Europa, especialmente a España, porque he venido varias veces y me gusta. Pero también Turquía o Alemania", ha afirmado Smith, que en todo caso ha confiado en poder centrarse en su futuro en los Hawks si la negociación del convenio colectivo se soluciona.


"Con algunas piezas podemos ser un gran equipo, como los Chicago Bulls, los Celtics o los Lakers. Con un par de piezas más, creo que podremos hacerlo", ha concluido Smith, que será la principal atracción del paso por Barcelona del ''NBA 5 United Tour 2011", un campeonato aficionado para promocionar la mejor liga de baloncesto del mundo en varias ciudades europeas. Entre ellas, Milán, Estambul y, la próxima semana, Madrid, donde Dwight ''Superman'' Howard (Orlando Magic) será el maestro de ceremonias.

El coronel sí tiene quien le quiera

/ miércoles, 25 de mayo de 2011 /


(Artículo para la serie previa de la Agencia Efe con motivo de la final de la Liga de Campeones, publicado el 25/05/2010)


Àlex Cubero. Barcelona.

Ya sea mutando la figura del 'nueve' prototípico en favor de Messi, o bien superando la irremediable dependencia hacia Cristiano Ronaldo tras su traspaso al Madrid, tanto Pep Guardiola como Alex Ferguson han sabido recomponer sus equipos para volver de nuevo a la cima del fútbol en Wembley.


Fue en Roma, hace dos años, cuando se vieron las caras por última vez. Aquella final de la Liga de Campeones, en la que el Manchester United sucumbió por dos goles a cero ante el Barcelona, encumbró la idea del fútbol basada en el juego asociativo que Guardiola había heredado del holandés Johan Cruyff.


Frente a ellos, Cristiano Ronaldo era la viva imagen de la impotencia de un equipo inglés que poco pudo hacer frente a la tormenta de juego liderada por Xavi, mejor futbolista de aquel partido. El blanco de la segunda equipación con la que el United jugó aquella final quizá fue una premonición del destino que le llegaría a Ronaldo tras aquel verano, al fichar por el Real Madrid. Un nuevo rumbo para el portugués, pero también para su entrenador y su equipo, que debían aprender a mirar más allá de Cristiano, eje de todo y auténtico "Rey Sol" del grupo.


Y mientras Ferguson debía recomponer una plantilla por obligación, Guardiola lo hizo por sensaciones. Lejos de mantener el 'status quo' que le había hecho alcanzar el más importante cetro del viejo continente, el técnico azulgrana decidió actualizar aquel sistema programado para devastar récords, prescindiendo del camerunés Samuel Eto'o, vestigio incómodo del Barça de Ronaldinho.


El sueco Zlatan Ibrahimovic fue el elegido para dar a luz una nueva concepción del delantero centro, que se erigiera en una especie de Xavi adelantado, un organizador en punta, un 'nueve' boya que no se limitara a empujar el balón al fondo de la red, sino que se alzara como una alternativa más del juego de toque azulgrana. Sin embargo, el técnico de Santpedor no supo encontrar el 'feeling' para comprender el controvertido carácter -y estilo- del delantero, quien asimismo poco hizo por amoldarse a un equipo en el que era una pieza más del engranaje al servicio del bien común.


Nada retrata mejor el ocaso prematuro de aquella idea que la figura del sueco, caminando cabizbajo hacia el banquillo, al ser sustituido en la vuelta de las semifinales de la Champions del año pasado ante el Inter de Mourinho. Un chasco para un club que soñaba con jugar su segunda final consecutiva, en el Santiago Bernabéu.


Mucho peor le iban las cosas al técnico escocés del United. Si duro fue perder la final de Roma, más aún resultó la eliminación de los ingleses en cuartos de final de la siguiente edición de la Liga de Campeones, a manos del Bayern de Munich. Era la primera vez, desde 2003, que unas semifinales se quedaban huérfanas de ingleses.


Para este 'Sir' de la corona británica, un ganador también conocido por su mal genio y los problemas con algunas de sus estrellas, como David Beckham o Cristiano, y que, en una ocasión, llegó a tirar unos calzoncillos a la cara de uno de sus jugadores, ni siquiera la Carling Cup, el único título de aquella temporada, sirvió como alivio. Debía superar la sombra de Cristiano.


Y como si de un entrenador novel se tratara, a sus 69 años, veinticinco de ellos al frente del United, ha logrado repensar un conjunto que ahora es un bloque solidario y entregado a su causa. Poco han importado los treinta títulos nacionales y ocho internacionales, entre ellos dos Ligas de Campeones, que tiene en su palmarés. El preparador ha refundado desde cero la mentalidad de un bloque ahora más unido y compenetrado, bajo el credo del sacrificio y la entrega colectiva, sin estrellas que monopolicen al grupo.


Cristiano y el argentino Carlos Tévez han dado paso a "Chicharito" Hernández, revelación de la Premier, y al ecuatoriano Antonio Valencia. Por su parte, el portugués Nani y Waynne Rooney se han liberado con la marcha del portugués, y el incombustible Ryan Giggs se ha convertido en el mejor intérprete de la nueva ciencia del tan venerado como polémico técnico escocés.


Y si el fracaso del United le sirvió para corregirse y volver a lo más alto, lo mismo le ocurrió al Barcelona tras la decepcionante eliminación ante el Inter. Aquella dolorosa derrota supuso el renacimiento del auténtico Ave Fénix del imaginario guardiolista. Tras aquella temporada, el técnico decidió recomponer su ideario y apostar por una mutación táctica basada en el falso 'nueve'. Los 52 goles y 25 asistencias del argentino Lionel Messi, reconvertido a ariete impostado, son la máxima expresión del éxito de ese plan.


Con Ibrahimovic lejos del Camp Nou y el argentino cada vez más cerca de su tercera Champions y, quizás, de su tercer Balón de Oro consecutivo, Guardiola asegura que "envejecer se lleva mejor al lado de estos jugadores". Y es que, ahora sí, y a diferencia de aquella novela de Gabriel García Márquez en la que un militar envejecía sentado en el sillón de su casa tras perder la guerra, Pep y Fergie han demostrado tener distintos caminos, pero una misma premisa: cambiar para volver a triunfar. Por eso, pase lo que pase el sábado en Wembley, estos coroneles seguirán teniendo quien les quiera

Alves: "¿Entrar en la historia? El fútbol sólo recuerda a los ganadores"

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(Artículo para la Agencia Efe, publicado el 25/05/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

No solo disputarán la corona europea en Wembley, sino también un billete directo al olimpo del fútbol. Con dos Champions a sus espaldas en seis años y una nueva final por delante, los jugadores del Barcelona saben que están a las puertas de la historia por el fútbol que exhiben, pero que nada de eso importará sin una victoria el sábado ante el Manchester United.


"Lo que queremos es volver a ganarla, independientemente de ser capaces de entrar en la historia del fútbol", asegura el lateral brasileño Daniel Alves, quien jugará su primera final de la Liga de Campeones, pues una sanción le impidió jugar en la de Roma en 2009. Por ello, el jugador brasileño pierde su aire dicharachero al hablar de la final del sábado, y su gesto se mesura. "Si podemos entrar en la historia, mucho mejor, pero en el fútbol solo son recordados los ganadores", insiste.


Su compañero Javier Mascherano, sin embargo, considera que más allá de los títulos logrados, el equipo azulgrana ya se ha ganado un hueco en la memoria de los aficionados a este deporte. "No soy nadie para decirlo -opina 'El Jefecito'-, pero estoy más que seguro que más allá del resultado del sábado, este equipo va a ser recordado no por los títulos, sino por cómo juega al fútbol".


Desde la llegada de Pep Guardiola al banquillo del primer equipo, el Barcelona ha acumulado nueve títulos, seis de ellos logrados en un mismo año y encadenando tres Ligas seguidas. Pero no todo son trofeos. En estos tres años, el Barcelona ha pulverizado casi todos los récords posibles en el campeonato liguero, así como alcanzado un nivel de juego colectivo que ha sido elogiado desde todo el mundo.


"Es cierto que llevamos años brillando en todas las competiciones, pero nosotros lo que tenemos que hacer es seguir trabajando para llegar a partidos tan bonitos como este", señala el delantero asturiano David Villa, llegado esta temporada al club catalán. "El míster ya lo ha dicho muchas veces, (entrar en la historia) es solo una cuestión más".


El tinerfeño Pedro Rodríguez, escudero del 'Guaje' en el ataque culé, coincide plenamente. "No sabemos si estamos en la historia, eso lo dirá el tiempo. Cuando estás jugando no le das importancia. Quizá, cuando nos retiremos, miraremos atrás y veremos lo que hemos conseguido. El tiempo y la historia lo dirán".


En todo caso, el menudo atacante reconoce que en el seno del vestuario existe la sensación de estar logrando algo grande, como el hecho de alcanzar la tercera final de la Liga de Campeones en seis años. "Es verdad que estamos ganando muchos títulos en pocos años, tenemos una buena época, tenemos a los mejores jugadores del mundo y estamos haciendo buenas cosas. Pero no le damos tanta importancia, seguimos al día a día", recalca Pedro. "Ahora tenemos que ganar esa final y, después, empezará una nueva temporada, en la que se arrancará de cero. Y vuelta a empezar".

"Tenemos que ser nosotros mismos"

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(Artículo para la Agencia Efe, publicado el 25/05/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

Mucho se especula sobre cómo abordará el Manchester United la final de la Liga de Campeones y con qué variantes puede sorprender el veterano técnico Alex Ferguson, pero el vestuario del Barcelona solo se plantea ser fiel a su estilo para enfrentarse a su rival. "Tenemos que ser nosotros mismos", repiten una y otra vez los jugadores azulgrana. Es la maldición y suerte del equipo de Pep Guardiola.


El técnico catalán ha convertido en marca de la casa, de manera definitiva, un estilo basado en el juego colectivo de bella factura, la presión geométrica al rival en todas las zonas del campo y la apuesta por los talentos surgidos de La Masia. Así, el Barcelona ha aprendido a convertir la victoria en algo rutinario, pero ha olvidado cómo ganar de otra manera distinta. Bajo la dirección de ese método se ha encaramado hasta lo más alto del fútbol mundial, ganando dos Champions en cinco años; pero también con esa idea se ha estrellado, como cuando fue eliminado el año pasado en semifinales, incapaz de superar el entramado defensivo del Inter de Milán.


"Tenemos que ser lo que somos. Tener el balón y crear ocasiones, y hacer esa presión para robar el balón rápido. Intentaremos minimizar sus virtudes y explotar las nuestras", detalla el centrocampista Andrés Iniesta. El manchego es uno de los máximos exponentes de ese imaginario basado en el trato exquisito al balón, implantado en el club catalán desde los años setenta por el asturiano Laureano Ruiz, instaurado definitivamente por el holandés Johan Cruyff en los noventa y llevado a sus máximas cuotas por Guardiola en los últimos tres años. La imagen de Messi, Xavi e Iniesta, tres perlas de La Masia, como candidatos al último Balón de Oro es una buen ejemplo de ello. Los hasta ocho canteranos que pueden formar parte del once inicial de Wembley son la prueba definitiva del éxito de este modelo.


El catalán Sergio Busquets será, con toda seguridad, uno de esos titulares. "Ser nosotros mismos es ser el equipo que hemos sido estos tres años y, en concreto, este año. Debemos hacer las mismas cosas de siempre, teniendo la posesión del balón y jugando muy rápido", apunta el mediocentro defensivo, clave también en conquista del Mundial por parte de la selección española.


Precisamente, las dudas sobre cómo afrontaría el Barça la temporada post-Mundial se han disipado a lo largo de este año, en el que el cuadro de Pep Guardiola ha conquistado la Supercopa de España y la Liga, ha sido finalista de la Copa del Rey y ahora se enfrentará al Manchester para lograr su cuarta Champions. "El equipo está bien dosificado, hemos descansado bien y llegamos en un buen momento de forma", explica el internacional español Pedro Rodríguez. "Se agradece el descanso de las últimas semanas, porque muchos jugadores llevaban muchos partidos encima. Llegamos de la mejor manera físicamente para obtener un buen resultado".


Una victoria que pasará por "no cambiar en nada e intentar hacer nuestro juego, con posesiones largas. A partir de ahí crear ocasiones y no fallarlas. Ojalá tengamos la suerte de cara al gol", dice el tinerfeño, autor de veinte tantos esta temporada. Pero el éxito del Barcelona no solo pasa por los talentos surgidos de la maquinaria formativa azulgrana, sino también en que los fichajes que se incorporan año tras año sepan adquirir esa particularidad en el juego y el estilo de vida del club, como David Villa, el sustituto del sueco Ibrahimovic en la delantera culé.

"Sabéis cuál es nuestro sistema, tener el balón y lo máximo posible para hacer nuestro fútbol. Tenemos que ser nosotros mismos -insiste el 'siete' azulgrana-, intentar hacer nuestro juego que tantos frutos nos ha dado y nos ha llevado a disputar esta final".


Pero el asturiano considera que su rival inglés en la final no saldrá a verlas venir y a encerrarse atrás, sino que encontrarán un equipo que "le gusta tener la pelota, que no va a intentar destruir nuestro juego, sino construir el suyo. Los dos equipos quieren tener la pelota, pero al final solo hay un balón. El que consiga tenerlo para él tendrá un poco de la final ganada". Una duda ante la que su compañero de equipo, Dani Alves, tiene la respuesta: "esperemos que en la final el único color del balón sea el del Barça".

Busquets: "No tengo nada que demostrar en la final"

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(Artículo para la Agencia Efe, publicado el 25/05/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

Pese a que su presencia en la final de la Liga de Campeones estuvo en la cuerda floja a causa de la denuncia por presuntos insultos racistas al madridista Marcelo en semifinales, el jugador azulgrana Sergio Busquets considera que no tiene "nada que demostrar" en la final de Wembley.


"No tengo ninguna rabia. Es un partido como cualquier otro y saldré igual de concentrado. Lo demás está todo al margen", asegura Busquets a pocos días del partido que le enfrentará al Manchester United para coronarse como mejor equipo europeo.


Mediocentro defensivo titular del Barcelona en las últimas dos temporadas, surgido de la fábrica de talentos azulgrana y jugador clave en la victoria de la selección española en el Mundial de África, Busquets se vio bajo los focos mediáticos al ser acusado por el Real Madrid por presuntos insultos racistas.


Sin embargo, el jugador catalán negó en círculos privados haber insultado al madridista, una posición que acabó aceptando la UEFA, al considerar que no se podía demostrar que la grave acusación del club blanco fuera cierta. Pero el jugador ya había sido tildado públicamente de racista desde muchos sectores, que exigieron una sanción ejemplar para el azulgrana. Incluso el técnico madridista, José Mourinho, volvía a dejar un recado al Barcelona al recordar, hace unos días, que "juego limpio, respeto al adversario y tarjeta roja al racismo no deben ser solo palabras".


"No hay que demostrar nada", recalca Sergio Busquets, que a sus 22 años va camino de alzar su segunda Champions. "No es especial ganar esta final por eso (por la denuncia). Especial es ganar muchos títulos y, en este caso, la segunda Liga de Campeones. Especial es ganar el Mundial, la Liga, todo". Y del mismo modo que rehuye de las críticas, también de los elogios, como los que en su día recibió del seleccionados Vicente Del Bosque.


"Soy un jugador de equipo que intenta trabajar para el equipo, pero que ni soy popular, ni mucho menos. Aquí todos los jugadores nos sentimos importantes. Sin mis compañeros no podría hacer nada", admite. Asimismo, Sergio se muestra "orgulloso" de poder ser quizá el jugador más joven de los once que salten al césped de Wembley, "Quiero disfrutar de la final y, como ha dicho el míster, puede que sea la última. Aunque está claro que somos jóvenes y nunca se sabe".


Igual de generoso hacia sus compañeros se muestra en las referencias a su rival: "Me llama la atención el Manchester en general. Línea por línea son grandísimos jugadores, porque estamos hablando de un equipo que últimamente ha llegado a muchas finales y tiene un gran conjunto", reconoce. "Es imposible quedarte con uno". En todo caso, el día 28 tendrá la oportunidad de enfrentarse a ellos en Londres y poderse sacar la espina clavada por las criticas individuales y al equipo en conjunto. "Después de un año tan duro, lo tenemos tan solo a un partido".

El factor Mascherano

/ martes, 24 de mayo de 2011 /


(Artículo para la Agencia EFE, publicado el 24/05/2011)


Àlex Cubero. Barcelona

Lo que empezó como improvisado parche ante la avalancha de bajas en la zaga azulgrana se ha convertido en una seria opción para la final de Wembley, en la que Pep Guardiola se plantea si alinear, con todo merecimiento, a Javier Mascherano como central, en detrimento de Carles Puyol o Éric Abidal.


"Sigo manteniendo lo que dije el primer día que llegué al Barcelona. Yo vine a sumar, a tratar de dar lo mejor, y si me toca estar dentro de la cancha o del banquillo trataré de dar lo mejor. Y si me toca estar en la tribuna, también", dice el argentino respecto a su posible participación en la final.


Y es que la temporada del argentino ha estado alejada de todo pronóstico. Pilar del Liverpool y capitán de la selección argentina, Mascherano aceptó su suplencia al llegar esta temporada, en la que debía competir en el puesto con Sergio Busquets, campeón del mundo con España este verano pasado y otro diamante de La Masia culé.


Sin embargo, la plaga de lesiones dejó a la defensa sin el capitán Puyol y el lateral brasileño Maxwell, a lo que se sumó el tumor detectado al francés Abidal, que le mantuvo un mes y medio fuera del equipo. Mascherano fue el escogido por Pep Guardiola para actuar como improvisado central, una posición que el centrocampista nunca había ocupado. Y cumplió con creces.


En concreto, su excelente participación en la serie de cuatro clásicos ante el Real Madrid han llevado a muchos a defender que el volante de San Lorenzo siga ocupando ese puesto en la final de Wembley, ante la prematura reincorporación de Abidal y Puyol.


Javier evita opinar si es justa o no su alineación en el posible once titular en Londres. "El entrenador va a elegir los mejores que pueda elegir y para eso estamos aquí y somos jugadores profesionales. Me ha tocado jugar, sobre todo este último tiempo, por lesiones y por la enfermedad de Abi, pero hoy, gracias a Dios, ya puede contar con todos".


"Él decidirá", repite el argentino en varias ocasiones, en referencia a su entrenador. Sólo en Liga, Guardiola ha confiado en él en 27 partidos, 18 de los cuales empezó como titular, especialmente en la recta final. 'Perro de presa' por naturaleza, Mascherano arrastra además una espectacular estadística de 176 balones recuperados, mientras que sólo ha visto seis amarillas en todo el campeonato nacional. Asimismo, muchos también defienden la experiencia que puede aportar en la final ante un equipo inglés, dado su paso por la liga inglesa, donde formó parte del West Ham y del Liverpool.


No obstante, el 'Jefecito' opina que eso no es suficiente, ya que sus enfrentamientos de entonces contra el Manchester United eran en "derbis, y eso es totalmente diferente a una final", añade. "El derbi lo marcan más los sentimientos, es otra la atmósfera que lo envuelve -matiza el jugador-. No es ni más ni menos importante, es diferente. Aunque obviamente, es la Champions, es la final, y eso es muy importante para nosotros".


En todo caso, más allá del debate sobre su participación, Mascherano recuerda la importancia de la figura de su compatriota Lionel Messi, vital para el equipo de Guardiola. "Leo es el mejor del mundo y tenerlo al lado nuestro es una ventaja". Sin embargo, a su juicio, "eso no es definitivo".


"Para que esa ventaja esté a favor nuestro , se traduzca en el campo y podamos aprovecharla -apunta-, va a depender que el resto de compañeros le ayudemos. Es muy difícil, hoy en día, que un jugador te gane un partido. Con la ayuda de todos él puede lucir muchísimo más". El factor Mascherano puede ser uno de ellos.

Con Roma en el retrovisor

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(Artículo para Agencia EFE, publicado el 24/05/2011)


Àlex Cubero. Barcelona.

Wembley no es Roma, pero se le parece. A medida que se acerca la final de la Liga de Campeones que el sábado les enfrentará de nuevo al Manchester United, los jugadores del Barcelona admiten que se trata de un partido totalmente distinto al disputado en Roma en 2009, en el que alzaron el título ante unos ingleses que ahora llegan "más fuertes y mejor preparados".


Solo han pasado dos años, pero parece que haya transcurrido todo un mundo desde aquel encuentro. Lejos de aquel equipo comandado por Cristiano Ronaldo, el United es hoy un bloque cargado de estrellas reconvertidas a gregarios solidarios. No han cambiado demasiado los nombres, pero sí su actitud. "Simplemente han cambiado pequeños detalles. Llevan mucho tiempo unidos, no sólo en aquella final, sino desde mucho antes. Llevan años llegando a estos partidos y tienen experiencia. Saben de memoria lo que tienen que hacer", dice David Villa.


No era el asturiano el delantero que encabezaba aquel Barça que alzó la 'Orejuda' en el estadio olímpico romano, sino un Samuel Eto'o que abandonó el equipo tras aquel triunfo. Ahora, la botas del 'Guaje' intentarán imitar el gol del camerunés que abrió el marcador de la final, en la que los azulgrana acabaron ganando 2-0, con un despliegue de fútbol colectivo que aplastó a los ingleses.


"No es comparable", asegura tajantemente el centrocampista Andrés Iniesta. "A lo mejor tiene alguna similitud en cuanto al estilo de cada equipo, la manera de hacer las cosas, pero han pasado dos años y los equipos han mejorado para volver a estar en otra final". Para el futbolista manchego, el United "es mejor por la simple razón que cada año uno tiene que ser mejor para volver a pelear por los títulos". Eso, apunta, hace difícil poder hablar de un favorito.


Iniesta, tan creativo en el césped como sobrio ante los micrófonos, recuerda que, para repetir el mismo feliz desenlace que en la final de 2009, el equipo "debe estar al 200%, como siempre dice Pep, porque el rival es muy bueno y las cosas se complicarán".


"El míster es muy exigente a veces, pero yo tengo la sensación que fuimos muy superiores al Manchester, a pesar de los diez primeros minutos", agrega su compañero Xavi Hernández: "Intentaremos repetir esa superioridad, pero se nos va a poner muy difícil, porque seguro que pondrán un hombre más en el centro del campo. Ferguson se las sabe todas, es un gato viejo".


Aunque uno a uno traten de repetirse que nada tiene que ver aquel partido con el del sábado, y que "todas las finales son diferentes", como dice el tinerfeño Pedro Rodríguez, en realidad reconocen que para el Manchester United no será una final cualquiera.


El brasileño Dani Alves, como de costumbre, no se anda con rodeos: "Ellos tiene la motivación extra de no haber ganado en Roma. Siempre les quedará esa espinita clavada". Una astilla que, a su manera, también querrá sacarse el cuadro de Guardiola, "después de la oportunidad maravillosa que tuvimos el año pasado -recalca Alves-. Esa es nuestra motivación, volver a poner el Barcelona en lo más alto del fútbol europeo y mundial".


Para ese objetivo, el Barça ha podido equilibrar fuerzas con su rival, al haber dado descanso a muchos de sus titulares, tras alzar con antelación el título liguero. Con las energías niveladas, opina Sergio Busquets, "puede pasar cualquier cosa". Pero para el argentino Javier Mascherano, cuya virtud reside en la parcela física, "en una final no importa quien llega mejor, solo importa ese día en concreto. Puedes llegar muy bien a una final y, si ese día no te salen las cosas, se va todo el esfuerzo, no sirve de nada".


Ese día será el sábado. Quizá para muchos jugadores, en Wembley también sobrevuele el recuerdo de Roma, con sus cuentas pendientes y sus batallas ganadas. Pero, como matiza Villa, "Aunque jugaras siempre con el mismo equipo, cada final sería totalmente distinta".

 
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